Vemos la representación del Watakame, que habla con los dioses para que el dios Sol mande una parte de día, para que el maíz refleje las ideas que señala a través del agua, el sol y la tierra. Son los elementos que hacen la vida del maíz el lugar donde está parado abriendo sus brazos para que sus palabras se dirijan al cielo, para ser escuchadas las palabras que viajan a través del viento. En el recorrido se tiene que limpiar las huellas para que no vean su rostro que queda marcado sobre las flores que se llaman Kieri, ahí los hombres esperan la llegada de las serpientes que son las que dirigen el camino hacia el mar donde vienen los mensajes a través de las olas mientras la jícara espera la sangre del venado para seguir escuchando sus palabras.